La saliva es un fluido fundamental, con numerosas funciones imprescindibles para nuestro día a día. Por ejemplo, se encarga de mantener el PH neutro, facilita la cicatrización, favorece la mineralización del esmalte, ayuda a digerir los alimentos, nos permite articular las palabras y nos protege de infecciones bacterianas.
Por tanto, cualquier disminución o alteración en nuestra producción de saliva es un problema al que hay que prestar importancia. Cuando, además, la sensación es de sequedad o ardor bucal, hablamos de xerostomía o síndrome de la boca ardiente.
Normalmente, se producen unos 0,3 mililitros de saliva cada minuto en reposo, y hasta 2 mililitros por minuto cuando se estimula la secreción. Una disminución en estas cifras no significa necesariamente que se trate de xerostomía, pero sería un buen indicador. Otros síntomas podrían ser:
— Sensación de malestar y ardor, con una sensibilidad aguda atípica
— Dificultad para formar el bolo alimenticio, masticar y tragar
— Disgeusia, o alteración del gusto, con la aparición de sabores desagradables
— Sensaciones molestas en la encía al usar prótesis dentales removibles
— Halitosis
— Glositis, es decir, inflamación o ulceración de la lengua
— Deterioro dental y gingival drástico
— Perdida de brillo y color de la mucosa oral
— Descamación epitelial oral
— Candidiasis
Las causas de este trastorno son muy diversas: Desde el consumo de algunos fármacos, como algunos antihistamínicos, antidepresivos, antipsicóticos o diuréticos, hasta enfermedades como la artritis reumatoide, síndrome de Sjögren, lupus eritematoso, dermatomitosis o diabetes; así como los tratamientos de radioterapia que afecten al cuello.
En cuanto al tratamiento, se recomiendan las siguientes pautas:
— Ingerir alimentos que estimulen más la producción salival, como caramelos ácidos o que requieran masticar más enérgicamente, como chicles sin azúcar
— Beber líquidos con mayor frecuencia de la habitual
— Tomar fármacos prescritos por profesionales
— Utilizar sustitutos salivales
— Cuidar escrupulosamente la higiene dental, cepillando concienzudamente los dientes y la mucosa, usando enjuagues bucales y acudiendo a revisiones frecuentes para evaluar el estado de la boca.
En general, un cuidado correcto de la salud bucodental puede ayudar a prevenir y corregir la xerostomía, así como cualquier otro problema que se nos presente. Cuando no sea suficiente, la ayuda de profesionales formados le permitirá recuperar su sonrisa.