¿Percibes que tu bebé comienza a morder o masticar objetos, saliva intensamente y tiene enrojecidas o hinchadas sus encías? Probablemente, el motivo sea la aparición de sus primeros dientes de leche, que suele producirse a partir de los seis primeros meses de edad. Es entonces cuando surgen las dudas y preocupaciones de los padres en lo que concierne a la salud e higiene bucodental.
Además de los comentados, la fiebre o elevación de la temperatura corporal, mejillas enrojecidas, alteraciones del sueño, así como eccemas provocados por deposiciones más ácidas suelen ser factores que permiten detectar la aparición de los primeros dientes de leche. En cualquier caso, los síntomas enumerados pueden no deberse siempre a la dentición, por lo que resulta aconsejable consultar con el odontopediatra.
¿Cómo se pueden aliviar todos estos síntomas? Existen una serie de pautas muy sencillas que pueden ayudar a que el bebé no sufra tanto. Para calmar las encías, por ejemplo, se recomienda frotar y masajear la zona con la yema del dedo limpio o darle un anillo mordedor frío apto para esta etapa. En casos de fiebre o mucha irritabilidad, es conveniente suministrar un gel especial sobre las encías, siempre bajo supervisión médica de su pediatra.
Por su parte, para evitar las irritaciones que aparecen en las mejillas por el exceso de saliva, así como las que tienen lugar en la zona del pañal, lo aconsejable es mantener siempre la cara limpia y seca, ponerle un paño liso y absorbente en la almohada y cambiar el pañal con más frecuencia.
Por último, debemos tener en cuenta que el uso de los collares de ámbar para calmar las molestias de nuestros bebés no está científicamente probado y conlleva riesgos de ahogamiento y asfixia.
